Pedro B. Abreu participa en el Calella Film Festival con Blue Rai (2017), su primer largometraje como director y el guion del cual escribió juntamente con Carlos Franco. Antes había dirigido y escrito el corto Minne utan återvändo (2007). Blue Rai está protagonizada por Rai, el propietario de un videoclub que organiza un secuestro con ocho rehenes para recuperar el amor de su expareja, que le acaba de dejar por teléfono sin darle ninguna explicación.

– Escribiste el guion de Blue Rai junto con Carlos Franco. ¿Por qué decidisteis ambientar la película en un videoclub?

Rai es un peliculero. A lo largo de nuestra vida hemos conocido mucha gente así, incluso nosotros tenemos algo de Rai en este sentido. Está enamorado de la idea de amor que le ha vendido el cine. Hoy en día la visión del amor que nos dan las películas es más cínica y descreída, los espectadores más sofisticados…, pero en los años dorados de las comedias románticas (años 80, principios de los 90), había una fe en el amor verdadero que inspiraba gestas imposibles y héroes decididos.

Un videoclub nos parecía el entorno natural para este imaginario, y al mismo tiempo trabajaba a nivel alegórico como algo fuera de su tiempo, mantenido a fuerza de nostalgia, estableciendo paralelismos con la visión romántica de Rai.

– Blue Rai transcurre en una única localización. Al finalizar el rodaje, ¿hubieseis preferido rodar en más espacios, o estáis satisfechos con la decisión que tomasteis?

Cerca del 90 % del metraje está rodado en el interior del videoclub y la calle contigua. Sabíamos la gran complejidad que tenía construir una historia en el mismo espacio y prácticamente en continuidad temporal desde la fase de escritura, pero era intrínseco al propio concepto de la película. Sin entrar en spoilers, narrativamente era esencial mantenernos en un punto de vista estricto con nuestro protagonista, y a nivel de producción situar la película en una sola localización fue una de las primeras decisiones que tomamos.

Una de las cuestiones que más me preocupaba era conseguir que la película no se sintiese claustrofóbica o tediosa por el hecho de pasar tanto tiempo en un espacio tan reducido, y a día de hoy estoy muy satisfecho con el resultado en este sentido.

– Blue Rai abarca varios géneros cinematográficos. Según tu criterio, ¿cómo se podría definir?

Mmmm… Es bastante especialita :P. Yo diría que es una buddy movie disfrazada de comedia romántica gamberra, que de mayor quiere ser una peli de secuestros. Siempre la hemos visto como un híbrido de Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000) y Tarde de perros (Sidney Lumet, 1975).

En cualquier caso es una peli cargada de referencias, tan enamorada del cine que es un milagro que no sea también un western musical de ciencia ficción.

– ¿Crees que Blue Rai está dirigida a un tipo de público en concreto?

Cuando empezamos a escribirla la veíamos como una comedia bastante generalista… poco a poco fuimos concretando. Primero pensamos en el público que fue a la EGB como aquellos que más disfrutarían de la carga referencial y nostálgica de Blue Rai. Después decidimos rejuvenecerla, tender un puente a los millennials con el uso de las redes sociales y una estética más atrevida.

Con lo que no contábamos era con llegar a las salas y encontrarnos con que las que más se ríen son señoras que rondan la jubilación. Un target inesperado y maravilloso. Yo diría que le puede funcionar a un público bastante amplio.

– Santi Bayón interpreta a Rai García, el personaje principal de Blue Rai. ¿Por qué decidisteis contar con él para el papel protagónico?

Fue algo así como un flechazo. Santi es un pedazo de actor con un carrerón por delante increíble. Tiempo al tiempo, como se suele decir…

La cosa es que lo que percibíamos en él era diametralmente opuesto a la idea de protagonista con la que llevábamos años trabajando, pero había algo oscuro en su aproximación al personaje que nos cautivó. Recuerdo que cuando llevaba viendo como medio minuto de su material pensé: “Acabo de encontrar al John Cusack español”.

– En Blue Rai está muy presente el contexto tecnológico actual. ¿Qué opinas de las redes sociales?

No vivo pendiente de ellas pero tampoco me son ajenas. Sin duda son uno de los factores que están marcando la época actual. Me atrevería a decir que la forma en la que las usamos puede ser una especie de fiebre momentánea y que con el tiempo maduraremos en su uso… Pero estoy bastante convencido de que han venido para quedarse.

Como narrador me interesan en la medida en que configuran el mundo en el que vivimos, y son un potente generador de nuevas historias y puntos de vista.

– Blue Rai ganó el Premio del Público de la sección Zonacine del Festival de Málaga de 2017. ¿Cómo recibiste la noticia?

Nos fuimos de excursión a Málaga buena parte del equipo y actores principales. En proyectos tan chiquititos que salen adelante a fuerza de cariño e ilusión se hace mucha familia por el camino… recuerdo que estábamos en el mini apartamento que compartíamos todos en plan comuna, cuando me llamarón para darme la noticia.

La alegría me subió tan rápido a la cabeza que tuve que sentarme. Lo siguiente que recuerdo es a todo el equipo encima, abrazados saltando como locos.

– Un crítico español dijo que Blue Rai remite a los universos de Gondry, Tarantino y Kevin Smith. ¿Estás de acuerdo?

Es un pedazo de alago. Son tres narradores que me fascinan así que no es extraño que haya algo de ellos y de unos cuantos más. Es natural trabajar en busca de una voz personal, pero no me importa reconocer las influencias que me llevan a ella. Ojalá algún día pueda hacer una película que signifique para alguien lo que significó para mi ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004), Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994) o Clerks (Kevin Smith, 1994).

– En una entrevista dijiste que el cine de Edgar Wright fue una fuerte influencia en Blue Rai. ¿Cuál es tu película preferida de dicho director?

Yo diría que a Zombies party (Edgar Wright, 2004) le tengo un cariño especial porque fue lo primero que vi de él. Pero sigo flipando con Scott Pilgrim contra el mundo (Edgar Wright, 2010), y hay escenas en Baby Driver (Edgar Wright, 2017) que disfruto más que otras pelis enteras. De hecho diría que me gustan más escenas sueltas que las pelis en si… Eso sí, en cada peli mete muchas, muchas escenas brillantes.

– Blue Rai es tu primer largometraje como director. ¿Estás satisfecho con la experiencia?

Muy satisfecho. Ha sido durillo, la verdad… pero he aprendido tanto, he conocido a tanta gente maravillosa y me ha dado tantas alegrías que poco a poco voy olvidando las partes más traumáticas del proceso.
Y sigo hambriento. Estoy deseando ponerme con la segunda, así que supongo que es buena señal.

– Llevas muchos años trabajando en el mundo de la publicidad. Después de la experiencia de dirigir Blue Rai, ¿en qué terreno te sientes más agusto: en el cine o en la publicidad?

Son dos campos de juego lo suficientemente distintos como para sentirme a gusto en ambos casi por igual. Cada uno tiene sus pros y sus contras, pero sufriría si tuviese que quedarme sólo con uno.
Lo bueno de la publi es que complementa en el tiempo al cine. Te permite airearte, y es una buena manera de mantenerte en forma mientras levantas el gigante que es una película.

– ¿Crees que las películas de Netflix deberían poder optar a ganar premios en el Festival de Cannes?

Creo que las plataformas tipo Netflix están cambiando las reglas del juego. No estoy seguro de que tenga sentido plantearse si es o no bueno para la industria… Es algo que está pasando y difícilmente va a dejar de pasar por que no se les permita participar en festivales. Personalmente, si una película es una obra de arte me parece justo que se la reconozca como tal. Si no es en Cannes, terminarán por montar sus propios festivales; y tienen la capacidad e influencia necesaria para convertirlos en referente. Al final casi todo es cuestión de dinero.

Entrevista realizada por Jonathan Soriano Luque